jueves, noviembre 19, 2009

Una mirada ambiental y social al proyecto autorruta F-30E
Fernando Espósito Galarce, Arquitecto, docente PUCV
Fuente texto e imagen: noalpeaje.cl
La autorruta F30E es un proyecto desarrollado por una empresa privada que el gobierno mira con alto interés para ser ejecutado. Esta carretera une Puchuncaví y Concon y sigue el trazado actual del camino costero. Existen bastantes reparos de parte de la comunidad afectada respecto de este proyecto, pero en este texto quiero referirme a algunos en particular.
Uno de los valores importantes con que cuenta el sector por el que cruza el camino que comunica Puchuncavi, Quintero y Concon es su variada y abundante naturaleza, con lugares de una exuberante belleza como dunas, bosques, esteros, humedales y que albergan una gran cantidad de flora y fauna.
Uno de los elementos más característicos del sector además de las dunas es el humedal Mantagua. Este cruza para desembocar en el océano pacífico los terrenos de la Corporación Cultural Amereida, institución relacionada con la PUCV pues fue formada hace casi 40 años por profesores, diseñadores y artistas que conformaban la escuela de Arquitectura y Diseño de esa universidad. Hoy siguen desarrollándose allí con más fuerza diversas actividades culturales, educativas y de investigación entre otras además de ser un lugar reconocido internacionalmente y visitado constantemente por profesionales y estudiantes de diferentes áreas del conocimiento.
Unas de las actividades que concierne en el ultimo tiempo a Amereida es el de formalizar con la ayuda de otros organizaciones el cuidado del Humedal Mantagua como lugar de considerable valor ambiental y potencial extensión educacional y de ecoturismo. En Septiembre de este 2009 se llevó a cabo una visita al humedal como parte de las actividades del III Seminario de Humedales de la Región de Valparaíso con representantes de diversas organizaciones con interés en este tema, tanto privadas como públicas.
Este tesoro natural está en permanente riesgo de deterioro debido a factores como la contaminación producto de la intensiva actividad humana durante el verano, la presencia de animales domésticos como perros y vacas, la caza y pesca ilegal y en los últimos años, el desarrollo de proyectos inmobiliarios y como vemos ahora, proyectos viales, en este caso el proyecto de autorruta F30E.

Al contemplar el humedal lo que se aprecia es el gran espejo de agua, la desembocadura en el Pacífico, los bosques y la abundante flora y fauna visible fundamentalmente por los cientos de especies de aves que allí habitan. Además es un lugar de miles de aves migratorias que cumplen su ciclo cada año, viajando miles de kilómetros desde el hemisferio norte. También están las dunas vivas que aun están en proceso de formación y cambios constantes, muy diferentes a las dunas de Concon, que han sido condenadas a su desaparición por culpa de la depredación inmobiliaria que las ha reducido a casi nada cuando antes era un gran valor de la región. Los intereses de algunas personas que lograron cambiar “legalmente” el destino de esos suelos para construir grandes edificios es una vergüenza nacional que poco se ha comentado.
Todos estos valores naturales no hay que pensarlos como elementos independientes. En los 32 km. por los que la ruta F30E actual cruza hay bosques, dunas, diferentes tipos de tierra, fauna, flora, cursos de agua, comunidades, etc. Todo esto ha ido evolucionando de forma relativamente armónica, e insisto en incluir las comunidades que allí residen porque han demostrado en la mayoría de los casos un alto respeto por su entorno y coexistido con un bajo impacto medioambiental. Es más, hoy muchos lugareños usufructúan de forma amable y coherente de ese entorno natural. Con respeto y afecto por su lugar.
Digo todo esto porque si bien lo que vemos del humedal es aquel espejo de agua en el km. 4 de la ruta, este existe gracias a un complejo sistema biológico que muchas veces no es tan visible. La construcción de una nueva autorruta F30 E, tal como está proyectada, interrumpirá los cursos de agua que alimentan el estero y humedal Mantagua, los movimientos de tierra gigantescos que se realizarán modificarán el ecosistema. Las aguas serán contaminadas no solo por productos ajenos, sino que seguramente la concentración de solutos y sedimentación cambiará de sobremanera la morfología natural, lo que afectará directamente en las riveras y desembocadura. Las especies animales (aves principalmente) emigrarán sin regresar ante este cambio medioambiental.
Desde el punto de vista ambiental podrían ocurrir ese tipo de cosas y otras más que seguramente un especialista puede describir mucho mejor y que yo solo describo cayendo en el riesgo de equivocar algunos términos e incluso no ver aún más daños potenciales.

Para quienes no tienen una imagen de la autorruta que se proyecta aporto algunas pistas. Esta autorruta es de las mismas características de la que comunica la rotonda Sta. Julia en Viña del Mar con el Parque cementerio en camino internacional. Para los que por ahí han circulado, recuerden que tipo de instalaciones hay en sus orillas…empresas de transporte, de buses, de locomoción colectiva con sus talleres y galpones, arriendos de maquinaria pesada, industrias de hormigones que requieren de concentración de áridos, contenedores de combustibles, de cemento, entre otras cosas, todo lo que requiere grandes despejes de terreno, tala de bosques, rellenos artificiales, y en general, un uso del suelo totalmente diferente al que en algún momento existió. Ante este daño, cambio de destino del entorno y depredación de lugares, me parece que no vale la pena ningún argumento que favorezca el proyecto, ni siquiera el posible pero no seguro aumento del valor de los terrenos, pues eso solo favorece a aquel que desea vender, no a aquel que desea seguir viviendo allí. Los únicos beneficiados serán empresas que no necesitan del lugar, sino que requieren de un “no lugar”, aquellos “no lugares” que carecen de identidad, de vida, lo que le permite a quienes no conocen la realidad sensible del lugar el desarrollar sus grandes proyectos inmobiliarios e instalación de industrias. El resto, lentamente deberá resignarse o emigrar.

Recientemente visitó Chile el experto urbanista Ethan Kent. En la edición del Mercurio del 27 de septiembre, este declara entre otras cosas que “para prevenir aberraciones en el espacio público la gente debe involucrarse”, explicando el concepto de “placemaking” o “hacer el lugar” como el modo de buscar el restablecimiento del tejido social ciudadano mediante proyectos que promuevan el encuentro en una escala humana. Kent continúa diciendo que los conflictos urbanos de los años 60 en Estados Unidos se dieron entre el mundo de la autopista y la reivindicación de la vida de la calle. Entre otros aspectos que menciona destaca el hecho de que en los años 70 los planificadores de las ciudades se dieron cuenta de que no se consideraba en las decisiones algo tan básico como el confort humano ni la opinión de la gente.
Hoy día eso es fundamental, los expertos arquitectos y urbanistas se han dado cuenta que la mejor riqueza y clave del éxito de las intervenciones es la inversión que queda en el lugar, invertido a partir de lo que un lugar es. Lo demás pasa, muere si es que no es entendido en una coherencia con lo local. “Hay que crear espacios donde la gente quiera permanecer, lugares que promuevan economías locales vitales, estilos de vida saludables y comunidades fuertes”, a esto debemos agregar que lo local reconoce e incluye no solo a los habitantes, sino las relaciones existentes entre ellas y las mismas con su entorno. “Con baja inversión” dice Kent, “se pueden lograr entornos seguros, vitales para la salud social, cultural y económica de las comunidades. Los espacios públicos exitosos son lugares donde uno puede ver la interacción de distintas clases que se sienten parte de algo más grande. Resulta así clave fortalecer las identidades locales.”
Con todo esto, mi interés es el de hacer ver que el propósito del movimiento ciudadano en respuesta al proyecto de autorruta F30 E no desea evitar el progreso, sino por el contrario, recordar que un proyecto público y sobre todo una carretera debe considerar no solo aquello que comunica, sino aquello que atraviesa y que es la clave de su éxito.


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