domingo, septiembre 30, 2007

España humilla a chilenos pero gobierno les entrega el agua, las comunicaciones y un largo etc.......
Mientras multinacionales españolas saquean nuestro país abierto de patas, Gobierno dispensa, con la complicidad sumisa de nuestras autoridades, trato vejatorio a turistas chilenos en la Madrastra Patria, y mantiene a dos compatriotas detenidos y acusados sin pruebas y sin juicio. Uno de ellos es Alex Cisternas, cuyo padre reside en Chocota y hace pocos dias dio una entrevista al quincenario El Costeño.

Carlos Cares, Barcelona
HACE APROXIMADAMENTE UN año un amigo me anunció que pasaría por Barcelona, en tránsito al principado de Andorra, donde tenía planificada una práctica laboral como chef internacional. Lo mismo que muchos chilenos que viajan a Europa, miró para asegurarse la página de la Embajada de España en Chile, que señala que para estadías de menos de tres meses en España no se requiere VISADO.Hace un mes, el compadre de un amigo, logró juntar un dinero para visitar sus amistades en Madrid, las cuales le habían extendido su invitación por correo electrónico. También se quisieron asegurar y visitaron la página de la Embajada de España en Chile, con el mismo resultado anterior.Desconozco si Pedro Peirano, señalado como uno de los creadores del programa de televisión “31 minutos”, miró o no la página web de la Embajada de España en Chile antes de su viaje a Madrid. Lo cierto es que estos tres casos tienen, lamentablemente, una sola cosa en común: el haber sido todos sus protagonistas retenidos por la policía española cual delincuentes. En los dos primeros casos, después de llamadas a la embajada la respuesta fue nula, no pasó absolutamente nada, no hubo gestión del Embajador Osvaldo Puccio ni de nadie. Estas personas, como muchas otras, simplemente se tuvieron que volver a Chile, es decir perdieron su tiempo y el dinero pagado en las líneas áreas. No sin pasar antes por la humillación de una sala atestada de gente, de baños insalubres y de camas comunes.En los tres casos, sin embargo, digamos que se trataba de personas de rasgos sudamericanos, a las que se les exigió documentación que debían portar en el minuto. En los dos primeros casos, tras las llamadas respectivas, la policía española no permitió que familiares o amigos aportaran, en el momento, la información requerida. La conclusión no puede ser más que una sola: ellos querían expulsar a estos chilenos. Este racismo que trata de “señor” es sin duda un nuevo tipo de racismo.La situación es grave y dramática, por más que el Embajador Puccio intente bajarle el perfil al problema. Es grave y dramática porque no sólo se trata de aceptar un trato indigno para compatriotas, sino porque el señor Puccio implícitamente avala estas acciones. Obviamente, es la posición más cómoda porque, de reconocer que es un problema, no le quedaría más remedio que enfrentarlo y comenzar a realizar la tarea de un verdadero embajador de los chilenos en España, y abandonar la tarea de un “vendedor” de país con el fin de atraer inversión extranjera.Este escenario de visitas chilenas a España tiene una contrapartida que podemos verificar en Chile: los españoles no tienen ninguna restricción para ingresar a nuestro país, se solicita sólo el documento oficial e internacional de viaje, el pasaporte, que es el único documento viable de solicitar a un extranjero. No se les pide tarjeta de crédito, ni reserva de hotel, ni una foto con sus parientes o amigos en Santiago. Si alguno de ellos dice que su pasaporte está dentro del maletín que está pasando los rayos X, no se le detiene, se espera a que recoja su maletín y enseñe su pasaporte.España tiene una gran cantidad de negocios en Chile a todo nivel, desde grandes compañías como Telefónica, hasta universidades tradicionales que ofrecen sus programas de postgrado en nuestro país. Los tratados de libre comercio han venido a profundizar estos lazos comerciales entre los que, además, siempre ha estado presente el turismo. Pero a la luz de la evidencia, la libre circulación expuesta en la página Web de la Embajada de España en Chile, junto al hecho de declarar que no se requiere visado para estancias cortas, parece más bien parte de la complicidad en el nuevo racismo que sólo un hecho declarativo de buena intención. De lo contrario, si exigiera visado, las personas antes de viajar lo obtendrían y así, al menos hipotéticamente, no tendrían problemas en los aeropuertos españoles.En lo personal, puedo constatar que ser chileno en España, y precisamente en Barcelona, no es nada fácil. El racismo inherente a la condición de inmigrante es algo que no sólo condiciona la conducta de la policía de aeropuertos, está presente también en otros organismos del Estado. Un buen indicador es la cola de tres cuadras que hay que hacer para renovar la tarjeta de residencia de extranjero, amén de los otros trámites y pagos adicionales necesarios, entre los que cuenta, por ejemplo, la obligación de informar a la policía acerca todos los cambios de domicilio.Obviamente dista de haber reciprocidad entre el trato del Estado a español a los chilenos y el trato del Estado de Chile a los españoles. Empeora el diagnóstico el hecho que entre estados soberanos, tan culpable es el que abusa, como el que se deja abusar. Razones puede haber muchas, cómplices en todos partes, porque a pesar de estos casi 200 años de independencia, aún parece que a algunos les acomodan los añejos aire de Colonia.

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