CRÓNICA DE UNA MARCHA POR LA VIDA

3 de la tarde en el cruce de la Greda. Tímida y silenciosamente van llegando personas desde todas las localidades de la comuna. Son madres, niños, jóvenes, dueñas de casa, ancianos, jefes de hogar. Vienen a decir NO a la indiferencia, NO al abuso, NO al envenenamiento paulatino y sistemático de sus esperanzas, de su futuro. Quieren gritar su impotencia ante la injusticia, ante el desprecio de los poderosos, ante el “proyecto” que viene a poner la guinda de la torta a 40 años de contaminación: la quema de petcoke.

Con sus manos limpias comienzan el digno itinerario de una lucha justa; se echan al camino escoltados por carabineros. Las cámaras de TVN siguen atentamente sus pasos, pero ellas no son las únicas que otean el espectáculo de la soberanía popular en acción: representantes de AES GENER, consultores, desde varias camionetas todo terreno fotografían y filman los movimientos de la caravana de la vida. Son los mismos que pagan “4 lucas diarias” a los pescadores por limpiar el estero ¿limpiar el estero?

Duele que aparte de su maldito petcoke se rían de la necesidad del pobre, del cesante, del pescador que ya no puede pescar porque el 80 % de los recursos se lo llevaron los buques de arrastre de la familia Angelini o porque la contaminación hizo desaparecer los bancos de machas.

Neoliberalismo le llaman; libre competencia.

Qué les puede interesar un puñado de pobladores sin apellidos ni contactos, si ellos no viven aquí. Claro, porque en Vitacura, Las Condes o Reñaca no instalan termoeléctricas; lo hacen en Renca, Tocopilla, Huasco, Ventanas, San Vicente de Tagua Tagua. El pobre aguanta mucho, pero una comunidad abúlica embrutecida por la televisión, el consumo y la publicidad aguanta aún más.

Sin embargo, hemos dicho basta y echado a andar. Sin recursos, con fotocopias, reunidos en sedes de madera, repartiendo panfletos luminosos, compartiendo un té, absolutamente felices por este reto maravilloso, estamos aquí con nuestros pechos henchidos de algo que ellos no conocen:

Integridad